“La deuda es con las compañeras y compañeres trabajadoras y trabajadores, por eso volvemos a la calle”, hoy se concreta la marcha de mujeres en todo el país.
La jornada “que no es una festividad de flores y corazoncitos, sino, un festejo de la lucha” –-advierte la socióloga Dora Barrancos–, porta este año el preciso reclamo por “el carácter racista, clasista y patriarcal del actual sistema judicial, porque con esta justicia no hay derechos ni democracia”, define Lucía Cavallero, también socióloga y referente de Ni Una Menos.
Las distintas organizaciones unirán fuerzas para conmemorar un nuevo Día Internacional de la Mujer Trabajadora, bajo el lema de tres ejes: “la situación acuciante de las trabajadoras sindicalizadas o en espacios comunitarios, o que trabajan en sus casas corriendo detrás de la inflación. Esto no favorece la autonomía que nos podría hacer salir de las violencias” domésticas y cotidianas. Otro eje fue “apoyar el juicio político a la Corte, que se resiste a aplicar la Ley Micaela. Sigue teniendo repuestas patriarcales, incluso ante una cuota alimentaria», que permiten a los deudores o a los responsables de no cumplirlas
No es un día de festejo
Para Barrancos el 8M “es un día que siempre nos da un particular estremecimiento, porque no se trata de un festival amoroso con las mujeres, no es así” enfatiza. “Es un momento de celebración de las luchas, de reflexión sobre las largas luchas feministas, y es la oportunidad para muchísimas de transformar actitudes, conductas y sobre todo transformar sus propias vidas, salirse de las encerronas, salirse de las cárceles opresoras, eso queremos que sea siempre el 8M” comparte la investigadora.
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