Gimnasia y Juventud empataron anoche en el Gigante del Norte. El Santo jugó mejor y perdonó, el Albo un navío sin rumbo. 

Un clásico más que sigue demostrando en la debacle donde se encuentra hoy el fútbol salteño, una situación que cada día empeora más, hoy estamos en terapia intensiva. Pareciera ser un déjà vu cuando hablamos de la horrorosa actuación de los equipos salteños.

Los hinchas se cansaron, las convocatorias cada vez menos, los fracasos torneo tras torneo, los precios elevados de entradas para un espectáculo devaluado y dirigencias que no pegan una y cometen errores en contrataciones tanto de técnicos como jugadores. «Jugadores golondrinas» alguna vez tituló una gloria de Gimnasia y Tiro, palabras justas para personas que no tienen pertenencia con el club, un trabajo enajenado para ellos quienes no se interiorizan con el contexto y tratar de poner de su parte para sacar adelante a los clubes.

Lo de anoche es otra clara muestra del pozo donde nos encontramos, a pesar de la buena intensidad no quita el bajo nivel de los jugadores en este torneo. El Antoniano se ponía en ventaja con un gol de la Chancha Zárate que fue una de las figuras del partido, se cumplió la inexorable «ley del ex», el joven Pusula lo padeció y demostró las falencias de todo un Gimnasia que en retroceso es una lagrima.

El Santo mereció mucho más pero le dio vida a su rival y el Albo en una de las últimas pudo encontrarse con un gol que todavía le sigue dando esperanza para lo que resta del torneo. Un pálido 1-1 que todavía los mantiene a ambos equipos pendiente de los puestos de descenso.