El Gobierno Nacional analiza medidas para solucionar los inconvenientes que padecen los docentes de las escuelas privadas y garantizar la continuidad educativa.
En Salta, la situación de las escuelas privadas en Cuarentena es uno de los asuntos qué más tiene en vilo a la comunidad educativa (principalmente padres y trabajadores) por múltiples factores: el natural atraso en los pagos de las cuotas por parte de las familias, la falta de ideas del Gobierno Provincial para aliviar el bolsillo de los salteños y el atraso de los sueldos al personal docente, entre otros.
Si bien, la crisis sanitaria afectó a todos sin distinción, no son mismos los males que aquejan a los colegios católicos (que cuentan con una importante ayuda del estado provincial y de otras instituciones) que los que sufren aquellos emprendimientos que, al igual que las PyMES y comercios, tienen serios inconvenientes con el alquiler, los servicios, las cuotas y los sueldos.
Nicolás Trotta, Ministro de Educación de la Nación, anunció que va a tomar medidas en favor de las Instituciones Privadas en general, de su personal docente y de las familias, que estarían relacionadas con la postergación de los vencimientos arancelarios y con el financiamiento salarial. ¿Es conveniente medir a todos los colegios con la misma vara?
Al margen del histórico favoritismo que tienen la cúpula dirigencial y los poderoros de Salta por las escuelas que pregonan e inculcan valores religiosos y conservadores, el estado de condiciones al rededor del mundo educativo privado salteño es heterogéneo y requiere una mirada profunda y detallada de cómo está cada escuela: mientras que unas están bancadas desde todos los flancos, otras la reman solas; mientras unas dependen exclusivamente de los aranceles para cubrir salarios, los docentes perciben sus haberes por el aporte estatal.
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