Ocho mujeres, con niños pequeños, algunos con discapacidades, se antepusieron a la situación de maltrato familiar, abandonando sus hogares con la esperanza de encontrar un lugar donde vivir lejos de la violencia, así se asentaron, humildemente, en Los Pinos, predio ubicado en el Barrio La Nueva Esperanza en el Municipio de San Lorenzo.

Empezaron a trabajar en conjunto, con sus pancitos recién calientes a la venta para juntar esa plata que aseguré un medicamento o la cena para todos. A un año y medio de levantar esas carpas o poner esas chapas que no paran el agua, ni el viento, ni el calor, buscaron un espacio de diálogo con funcionarios provinciales y municipales, para encontrar una ayuda, una solución, una manito, un atención, un Estado presente.

A cambio, solo les llegó una carta de desalojo con menos de cinco días de anticipación, angustiadas, asustadas, publicaron un video pidiendo el acompañamiento, el asesoramiento y el apoyo ante la posible idea de ser violentadas nuevamente, sus voces llegaron a aquellos que con los pocos recursos que disponen están prestos a defender los derechos, como Servicios Alfa, que interpuso una apelación para detener el desalojo, que fatídicamente y a descucha de la jueza Ada Zunino tuvo lugar esta mañana, con la presencia de Infantería, que nunca se guarda un gesto de prepotencia.

Doloroso es ver los videos que presentan el desalojo de estas mujeres y niñes, impotencia es la que aparecen en las manos y en los labios ante tanta sordera, ante tanta falta de empatía, ante tanta incapacidad de resolver hasta las necesidades más urgentes, mas cercanas, más humanas.

Es ese miedo, el miedo que relataban las vecinas cuando les llegó la notificación, cuando se encontraron nuevamente solas e indefensas ahora frente a un Estado que vino a golpear ese  abrazo fraterno que habían construido a puro pulmón. 

Pero el brazo de hierro, el brazo aquel que no abraza, sino que golpea hizo sonar su fuerza contra los más vulnerados una vez más en el nombre de la propiedad privada, en el nombre de un derecho que muchas veces se interpone a la garantía de los derechos humanos.

¿Qué tipo de gobernanza pone el privilegio de unos pocos por sobre el bien común de niñes y mujeres vulnerados?, ¿Qué mente sin corazón ordena una violencia de tal magnitud, como destruir el espacio donde habitan otros, sin mediar palabras?,¿Qué clase de sujetos políticos piensan que destruyendo y vulnerando derechos encontrarán la estabilidad social?