La Conferencia Episcopal tenía la intención de obtener permiso del Gobierno Nacional para la reapertura paulatina de los centros de culto, pero éste le fue denegado.
Ante la incertidumbre de muchos comerciantes y trabajadores sobre cuándo pueden regresar a sus actividades y ganarse la plata para sus familias, la Iglesia Argentina intentó asumir un papel protagónico y prioritario entre los rubros que se están intentando volver a introducir en el día a día de los Argentinos, pero por ahora primó la sensatez y los templos continuarán cerrados.
La Conferencia Episcopal Argentina había solicitado a Alberto Fernández la apertura gradual de las iglesias y la respuesta no se hizo esperar: “Como respuesta al pedido realizado por la Comisión Ejecutiva al gobierno nacional, el secretario de Culto, doctor Guillermo Olivieri, transmitió que las autoridades nacionales continuarán evaluando la consulta, pero por ahora es necesario mantener las actuales medidas de prevención y aislamiento que afectan a las celebreaciones religiosas”, según se lee en el comunicado del organismo católico.
Como era de esperarse, la Iglesia fracasó en su intento por volver a celebrar misas: Hubiera sido realmente un retroceso en las políticas sanitarias que está llevando a cabo el Gobierno Nacional y en la propia imagen del Presidente, quien junto a su gabinete ha puesto en primer plano a la ciencia como hacía años no ocurría.
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