Lucas Matías Miró, quien ingresó el 11 de septiembre al Hospital Papa Francisco y no pudo sobrevivir al virus que ya dejó sin vida al menos a siete uniformados en Salta.
Tras pelear contra el nuevo Coronavirus por más de diez días dentro del Hospital Papa Francisco, finalmente el sargento ayudante Lucas Matías Miró, perdió la vida tras complicarse severamente su cuadro y se convirtió, así, en la séptima víctima dentro de las fuerzas policiales, según las cifras oficiales vertidas.
El caso del uniformado adquirió resonancia en la última semana, tras viralizarse el pedido desesperado de sus familiares, dado que le negaron la atención en una clínica privada y el paciente necesitaba de urgencia ser atendido en una Unidad de Terapia Intensiva.
«Nadie lo atendió como corresponde, nadie hace nada, todo es una gran y triste mentira», había relatado su hija al momento de pedir ayuda y exigir que le salven la vida a su padre, y había señalado que «luché mucho para que me den el resultado del hisopado después de hablar con los medios».
«Habían dicho que ya le habían conseguido cama para terapia intensiva el 16 de septiembre, pero en el traslado nos dijeron que teníamos que volver al Papa Francisco porque en la clínica no hay cama para él», narró crudamente, exclamando que «él está muy mal, dejen de mentir, no hacen nada por él» y advirtió que «mi papá va a terminar siendo otro policía muerto», situación que vio venir y terminó sucediendo.
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